Ayer descubrí que Chavita tiene un teléfono celular. Se instaló en su lugar habitual en la barra del café, y luego fue al contacto que hay junto a un refrigerador, para conectar ahí el cargador. Al rato lo recogió, revisó —imagino— si tenía llamadas perdidas o mensajes, guardó el teléfono en un bolsillo de su saco y se fue.
Hoy que llegué ya estaba aquí. Ensayé una estrategia que, por lo visto, funcionó: no fumé, ni siquiera saqué la cajetilla, sino hasta que lo vi levantarse para largarse. Fue una media hora de vigilancia angustiosa.
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4 comentarios:
Parece que Chavita también está controlando tu adicción al tabaco.
Ángel guardían, ángel de la muerte o una persona con simples y llanas ganas de chingar. No sé quién está más obsesionado con quién, pero esto resulta interesante
Querido Israel. Hoy puedo desearte un: ¡Feliz, feliz no cumpleaños! Mañana no.
Chavita vive de tu tabaco.
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