Páginas

(En el suplemento Primera Fila, del diario Mural, publico todos los viernes la columna «Páginas». Son dos reseñas de libros a la semana, más bien telegráficas, y a menudo —me temo— ni siquiera alcanzan a ser reseñas, sino fugacísimas presentaciones de alguna novedad o algún hallazgo. Aquí va el bonche de las que llevo publicadas en lo que va del año; en adelante irán apareciendo aquí los viernes).

Uno y todos
(Austerlitz, de W. G. Sebald. Anagrama, 2005)

En el curso de varios años, un hombre va
encontrándose con otro en diversos puntos de Europa. Son citas que no han sido prefijadas, y cada vez ambos acuden a lo suyo: uno a escuchar, el otro a hablar. El que habla es Austerlitz: una figura enigmática y, poco a poco, conmovedora, que pronto nos tiene (al que escucha, pero también a quienes leemos) acompañándola en la búsqueda de su pasado y de su identidad. Debe de ser uno de los libros más deslumbrantes de las últimas décadas: la prosa hipnótica de W. G. Sebald (1944-2001) va proponiendo, al tiempo que el relato de un personaje absolutamente fascinante, un impresionante fresco de la historia reciente de Europa: un fresco implacable, perturbador, y sin embargo trazado con una suprema elegancia poética.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 4 de enero de 2008.

La ciudad inexistente
(Zerópolis, de Bruce Bégout. Anagrama, 2007)

¿Se puede filosofar en Las Vegas? Desde luego. Pero es
grande el riesgo de obtener resultados absolutamente deprimentes. La medida en que esa ciudad promueve un sentido de irrealidad para quienes la visitan, las implicaciones que su vida frenética tiene para el futuro de todas las grandes ciudades, cuánto de lo que ahí se presencia explica la soledad y las nuevas formas de esclavitud que existen en el siglo que corre... Son los temas de Bégout. Pero, aunque este libro puede funcionar como un punto de partida para una comprensión del fenómeno que cifra esa ciudad, lo cierto es que su visión está subrayada por el prejuicio y, peor, por las ganas de no divertirse. Como sea, el hecho es que aún está por decirse todo acerca de Las Vegas, y ahí radica la fascinación de esa ciudad.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 4 de enero de 2008.

Un álbum personal
(Hecho en México, de Lolita Bosch. RH Mondadori, 2007)

Lo más probable es que el interés de este libro radique meramente en su extrañeza, pues de entrada se deslinda de toda pretensión documental que no sirva a la historia personalísima de su autora y de sus lecturas. Es, así, una reunión deliberadamente caprichosa de autores mexicanos conocidos y queridos y tenidos muy presentes por una catalana que vivió diez años en México: de José Juan Tablada a Los Tigres del Norte, pasando por Xavier Villaurrutia o Paquita la del Barrio, Los Tucanes de Tijuana o Juan García Ponce o Jorge Ibargüengoitia o Juan Villoro o Chava Flores: como el álbum de impresiones que, en una fiesta aburrida, nos invitan a hojear (y nunca sabemos muy bien por qué, pero al rato ya estamos dando vuelta a sus páginas con fruición: será porque la fiesta está, en efecto, de bostezo).
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 11 de enero de 2008.

En trance
(Al sur de la frontera, al oeste del sol, de Haruki Murakami. Tusquets, 2007)

Con Haruki Murakami se antoja pensar que sucede lo que con los mejores directores de cine: que pasan toda la vida rodando la misma película. Y la desolación y el suave misterio que impregnan todas las historias del novelista japonés son siempre iguales en su intensidad, en su fascinación. Ésta tiene fama de ser su novela más triste: un hombre recuerda a la amada de la primera juventud; la reencuentra, pasados muchos años, y lo que sucede entonces es, posiblemente, una de las alegorías de la soledad mejor logradas en los últimos tiempos. Pasa lo que siempre con Murakami: de la primera página a la última, la lectura es una suerte de trance ininterrumpido, y al final no queda más remedio que replantearse la vida entera por todo cuanto, en esas páginas, se ha llegado a presenciar.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 11 de enero de 2008.

La novela imposible
(Si una noche de invierno un viajero..., de Italo Calvino. Siruela, 2003)

Buena parte de la obra de Italo Calvino está regida por la rigurosa determinación de posibilitar lo imposible. Y, en esa vía, procediendo conforme a un escrupuloso plan de invención que nada deja al azar, este libro es uno de sus logros más fascinantes: la novela que nunca termina de comenzar, y que por ello mismo es infninita. «Es una novela sobre el placer de leer novelas», escribiría Calvino años después; «el protagonista es el Lector, que empieza diez veces a leer un libro que por vicisitudes ajenas a su voluntad no consigue acabar. Tuve que escribir, pues, el inicio de diez novelas de autores imaginarios, todos en cierto modo distintos de mí y distintos entre sí». Un experimento, sí, pero también una experiencia de lectura absolutamente gozosa y memorable.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 18 de enero de 2008.

Sobre la cancha
(Hambre de gol [VV. AA.]. Cal y Arena, 1998)

A diez años de publicarse, es asombroso —y una suerte— que este li
bro todavía circule. De Albert Camus a Jaime «El Tubo» Gómez, pasando por una larga lista de indispensables en torno al tema en México, como Efraín Huerta y David Huerta, Rafael Pérez Gay y Antonio Deltoro, pero también por presencias inesperadas, como Fernando del Paso, Evgueni Evtushenko, Vinicius de Moraes o Pier Paolo Pasolini, en la compilación que Juan José Reyes e Ignacio Trejo Fuentes hicieron de los fervores literarios en torno al deporte más popular del planeta, sus figuras, su épica y sus bellezas, no faltan piezas clásicas, como las de Miguel Hernández o Rafael Alberti, ni tampoco los asombros, como una entrevista que hace Fernando del Paso al poeta uruguayo Eduardo Kahane. Sobra decirlo: no es sólo para aficionados.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 18 de enero de 2008.

La ciudad inagotable
(Historias de Nueva York, de Enric González. RBA, 2006)

«En Nueva York, que no sabe de nuestra memoria sentimental ni de nuestro calendario, siempre es hoy y todos los momentos valen». Acaso sólo suceda con esta ciudad: cada reiteración acerca de ella —sus lugares, sus nombres, sus presencias, los hechos con que la historia o la imaginación la han poblado— entraña la posibilidad del descubrimiento original, y por más que parezca estar diciéndose lo mismo acerca de su vida peculiar, siempre admite la posibilidad de que al mismo tiempo esté diciéndose algo enteramente nuevo. Lo demuestra este volumen de Enric González, corresponsal del diario español
El País: un enamorado de Nueva York que no ha tenido más remedio que poner por escrito el registro de sus razones. Un libro para conocer aún mejor la ciudad que tanto conocemos, aunque no hayamos estado nunca en ella.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 25 de enero de 2008.

El cronista privilegiado
(Cómo, cuándo y por qué el arte moderno llegó a Nueva York, de Marius de Zayas. UNAM, DGE, Equilibrista, col. Pértiga, 2006)

La fórmula difícilmente falla: los vestigios documentales de una vida fascinante no pueden serlo menos. Es el caso de Marius de Zayas, un veracruzano nacido al comienzo de la penúltima década del siglo XIX, y que en la primera del XX viajó a Nueva York, donde daría comienzo a una carrera que comprendería las ocupaciones de caricaturista, cronista, editor de revistas de arte, galerista, curador y crítico. Este libro —una larga carta con la que saldó una deuda con el fundador del Museo de Arte Moderno de Nueva York— es una pormenorizada reseña de los hechos y las razones de las vanguardias artísticas de su tiempo, y da cuenta de una perspectiva absolutamente privilegiada (y por ello apasionante) sobre algunas de las figuras que, desde la ciudad de los rascacielos, habrían de marcar las inflexiones más significativas en el rumbo del arte.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 25 de enero de 2008.

La música que cuenta
(No me olvides cuando mueras, de Hugo Chaparro Valderrama. RH Mondadori, 2007)

No deja de ser llamativo el origen de esta novela: el autor, colombiano, se ha declarado enamorado de México desde la infancia (por razones que van de la afición a escuchar en la radio las aventuras de Kalimán a la admiración por la obra de Juan Rulfo), y tal habría de ser la razón de que fraguara una historia ubicada en el tiempo de la guerra cristera. Enseguida, ya en las primeras líneas —«Al otro nadie le sabía el nombre. Y al ciego le decían el güero por su cara de ángel rubio. Igual, los dos eran ciegos, pero el otro era más firme en resistir con paciencia el viaje por tanto pueblo que conocían...»—, lo que atrapa inevitablemente la atención es la musicalidad deliberada y calculadísima de la prosa: una novela en cierto modo cantada, de tal forma que las desventuras y las peripecias de sus personajes transcurren como una suerte de dilatado encantamiento.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 1 de febrero de 2008.

La intimidad
(Pláticas de familia, de Luis Miguel Aguilar. Cal y Arena, 2007)

Una decisión vital que ha de resolverse como una decisión artística: ¿qué hacer con la intimidad? Luis Miguel Aguilar, escritor estimable por diversas razones (su práctica de la crónica de lo cotidiano, por ejemplo; su pericia como narrador y a menudo como ensayista; su entendimiento y tratos con la poesía), ha encarado la cuestión despachando este libro, cuyo signo es la evocación y donde la fortuna literaria depende de la medida en que la escritura consigue volver de nuestra absoluta incumbencia los afanes y las presencias que el autor ha convocado al echar un profundo vistazo a sí mismo. «Al cabo, sólo me propuse (y al paso de los años es mi idea sobre cómo debe intentarse la literatura) hacer las cosas con sencillez y atrevimiento. Espero que el lector dé fe en las páginas interiores», declara en la contraportada. El resultado es conmovedor.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 1 de febrero de 2008.

La risa de la ciencia
(El Doctor Marcelino Cerejido y sus patrañas, de Marcelino Cerejido. Libros del Zorzal, 2004)

El argentino Marcelino Cerejido es doctor en Medicina y profesor titular del Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias del Centro de Investigación de Estudios Avanzados. Una vez dicho eso, hay que agregar que es también uno de los escritores más divertidos que puede haber. Y lo suyo, aparte de los artículos que su campo profesional le exige publicar (cosas como «Sinapsis gabaérgicas en la corteza temporal de la rata albina tiroidectomizada»), es la patraña: todo un género que ha cultivado desde hace años a fin de dar cuenta, con dotes de narrador acrobático y certerísimo, de los desproporcionados malentendidos que suele haber en torno a la vida de un científico. Ah, y también hay que añadir que un cuento suyo —como se lee en la primera entrada de este librito estupendo— fue firmado por Borges, aunque nadie lo pueda creer.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 8 de febrero de 2008.

Para esta noche
(El vampiro [VV. AA.]. Siruela, 2006)

«Hemos recorrido varios siglos de vampiros, comprobando cómo una figura
de la imaginación persiste en nuestra alma, pese a todo», escribe el Conde de Siruela en el acceso a este volumen inestimable en torno a una de las creaturas más fascinantes para la literatura, y donde se reúnen los abordajes del tema que han hecho E. T. A. Hoffmann, Poe, Gautier, Baudelaire, Sheridan Le Fanu, Stoker, Quiroga, entre otros. «Como el demonio de la imaginación», dice el Conde —el editor, aunque también podría decirlo el de Transilvania—, «vuela de noche, porque la noche es su reino; y, quién sabe, tal vez puede llegar a asustarnos en alguna ocasión... Incluso —¿por qué no?— puede que se nos aparezca una noche cualquiera, mientras dormimos, y rozarnos con su tacto frío mientras soñamos». Quizás esta noche, al cerrar las páginas de este libro.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 8 de febrero de 2008.

Una cosa y otra
(La ley de Lavoisier, de Nicolás Alvarado y Paul Wasso. Norma, 2007)

No son pocas las razones que este libro ofrece para la exasperación. Es más: parece proponérselo desde la redacción de las solapas. Hay, sin embargo, que sobreponerse a la tentación de tomarlo como un balón para practicar el despeje de portería: la razón es que también ofrece numerosas razones para, incluso, llegar a tenerlo en alta estima. Nicolás Alvarado, ensayista astuto y bien armado, puso a disposición de un amigo suyo de preescolar, Paul Wasso, su producción de una década para que hiciera y deshaciera con ella. Éste aceptó y se hizo cargo de las notas: «Notas que señalen tus omisiones, que cuestionen tus inconsistencias argumentales, que señalen tus contradicciones y tus reiteraciones, que desenmascaren tu cuidada puesta en escena de híbrido de gentleman writer y media darling», como le advirtió. El resultado puede ser divertidísimo. E insoportable.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 15 de febrero de 2008.

Desde la enfermedad
(Una lectura de la vida, de Arnoldo Kraus. Cal y Arena, 2002)

Inscrito en la noble tradición de los médicos que han encontrado en el ensayo literario una vía inmejorable para profundizar en sus preocupaciones cardinales (la prestigiosa biblioteca donde tienen su consulta doctores como Ruy Pérez Tamayo o Francisco González Crussí, para hablar de los mexicanos), y lejos de los protocolos en que habitualmente se ve encorsetada la literatura científica, Arnoldo Kraus explora en esta compilación las posibilidades de comprensión de la vida que entraña la comprensión de la enfermedad. «Ser sano, siempre sano, es una aburrida mentira», advierte en las líneas inaugurales. «Eso es: la vida es una enfermedad. Curarla toda, sanar la vida, sería mala medicina: ¿qué preguntas o búsquedas quedarían? ¿De qué serviría erradicar toda la enfermedad? Se camina mejor la vida con una dosis de enfermedad».
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 15 de febrero de 2008.

El hombre que oye voces
(El ángel negro, de Antonio Tabucchi. Anagrama, 1999)

Alguna vez Antonio Tabucchi sugirió que su proceso creativo se desencadenaba con algo que, de no ser por la literatura, podría pasar por una patología: la propensión a escuchar voces. Los fantasmas del pasado que se acercan a susurrar, pero también los desconocidos y las historias con que deambulan y se pierden de vista. Este libro, seguramente uno de los más hermosos del autor de Sostiene Pereira, es una colección de seis relatos que, sobre todo, conviene escuchar: imaginaciones y desolaciones registradas con delicadísimo oído e, infaliblemente, conmovedores efectos. Particularmente «La trucha que se agita entre las piedras me recuerda tu vida», una pieza maestra sobre la fuerza incontenible de la naturaleza cuya manifestación más devastadora tiene lugar al colisionar el amor, el tiempo y el olvido.
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 22 de febrero de 2008.

Las calles del Dr. Kafka
(Praga en los tiempos de Kafka, de Patrizia Runfola. Bruguera, 2006)

Es difícil decidir si el autor de El Proceso es el emblema de Praga, o si nuestro entendimiento de la ciudad está determinado, ya irremediablemente, por los pasos que el Dr. Kafka dio por sus calles. En cualquier caso, la relación es fascinante, y a tal fascinación se debe este libro, resultado de una demorada averiguación que comezó a mediados de los años ochenta, en las postrimerías del Telón de Acero. Una guía, pero sobre todo un viaje en sí mismo por un tiempo en que emergió en Praga una creatividad intelectual y artística inusitada: «esta Praga», se lee en el prefacio de Gérard-Georges Lemaire, «donde cada piedra, por ínfima que sea, habla de un pasado soberbio, trágico e inquietante y de un porvenir en el que se han visto frustradas las esperanzas, aun las más pequeñas, pese a la inmensa fuerza creadora de la que en aquel entonces ella fue la fuente inestimable de vida».
Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 22 de febrero de 2008.




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1 comentarios:

Anónimo dijo...
25 de febrero de 2008, 11:23

Es una decisión afortunada publicar también en este espacio tus acertadas reseñas que nos invitan a leer a semejantes autores. Muchísimas gracias.