La comunicación con las sombras

Conquistador en solitario de una de las más altas cumbres de la prosa inglesa, Confesiones de un inglés comedor de opio, Thomas De Quincey de algún modo continuó, 24 años después, esa implacable y conmovedora indagación de sí mismo en algunos ensayos autobiográficos que publicó alrededor de la importancia suprema de la capacidad de soñar —si bien a partir de la medida en que tuvo al opio, según su prolongada, esclavizante y dolorosa experiencia, como la vía suprema para potenciar esa capacidad— y la influencia decisiva que tienen en nuestra vida. Así presentó estos ensayos, fascinantes de cualquier modo —es decir, independientemente de lo visionarios o no que hayan llegado a ser—: «La máquina de soñar plantada en el cerebro humano no se plantó para nada. Esta facultad, aliada al misterio de la oscuridad, es el gran tubo por el cual el hombre se comunica con la sombra».

Suspiria de profundis, de Thomas De Quincey. Alianza, 2008.

Publicado en el suplemento Primera Fila, en Mural, el viernes 21 de noviembre de 2008.


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