Ejemplos de que sólo falta un poco de lucidez poética —y aquí la hay, y no es poca— para desmentir el supuesto de que la obra es lo único que importa, estas vidas desveladas por Javier Marías dan forma a un entrañable álbum al que conviene regresar continuamente al tiempo que se lee a Henry James, a Mishima, a Isak Dinesen, a Joseph Conrad, a Oscar Wilde, a Giuseppe Tomasi di Lampedusa, a Vladimir Nabokov o a Iván Turgueniev, entre varios otros. El libro data de 1992, pero esta nueva edición incorpora algunas novedades: las fotos que acompañan a las semblanzas son, casi todas, diferentes (fueron elegidas esta vez por el propio Marías: la de Conrad es particularmente emocionante, en carácter de marino, a bordo de un barco), y se incluyen una nueva sección, «Mujeres fugitivas», y un ensayo final que funciona como epílogo, «Divertidos como viejos».
Vidas escritas, de Javier Marías. Mondadori, 2008.
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