Lo bueno es que Petrovic estará hoy otra vez. Creo que es uno de los escritores más dignos de atención que han venido a la feria. También me interesa apersonarme en la presentación de la novela con que Daniel Sada ganó el Premio Herralde, Casi Nunca: está construida, como él mismo lo ha contado, sobre la historia de amor de sus padres, quienes tuvieron un noviazgo en el que, a lo largo de nueve años, sólo pudieron verse nueve horas. Y además de estas dos presentaciones, también en la tarde estará, en el Café Literario (donde regalan cafecito y un como vino espumoso muy seco y buenísimo), Ermano Cavazzoni, un autor italiano al que conocí por su libro Los escritores inútiles, que es divertidísimo. Estará hablando de algo titulado «Fellini y los lunáticos», que suena muy bien. En resumen: hoy no me voy a aburrir.
A propósito de escritores inútiles, lo que dijo Pérez-Reverte el miércoles, cuando estuvo con Los Tigres del Norte («Un país como México se entiende mejor por los Tigres que por los intelectuales y novelistas más exitosos»), tiene mucho de razón. Lo malo es que en la FIL esa verdad no aplica —ni en México entero, vamos—, y se cree que los figurones literarios o pseudoliterarios de siempre son los que saben qué diablos pasa aquí. Pero bueno.
¡Ay, la FIL grandota! Es como un súper, y yo entiendo —neciamente— que hay que recorrerla pasillo por pasillo —por más que nada vaya a comprar. Tampoco me he hallado gran cosa, pero persevero. Lo malo es que ya me tuerzo del cansancio, y no quiero pensar en las pobres edecanes, que ya caminan como si anduvieran espinadas del dése.
Publicado en la columna «¿Tienes feria?», en el suplemento perFIL, de Mural, el viernes 5 de diciembre de 2008.
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