«Aquí está mi cabeza cortada, perdida como un coco a orillas del Océano Pacífico en la costa mexicana de Guerrero». Carlos Fuentes, en vísperas de su cumpleaños número 80 —razón por la cual estamos a las puertas, querámoslo o no, de un copioso y variado homenaje nacional, que incluirá su debut como libretista de ópera—, acaba de publicar su última novela, que abre con el monólogo de un decapitado, Josué Nadal, el número mil en lo que va del año en un México que (es literatura, vamos) quiere parecerse mucho al actual. Según el autor, esta pieza es el punto de llegada de un puente que arrancó hace 50 años, con La región más transparente; según él, también —lo declaró en una entrevista radiofónica—, ésta (La voluntad y la fortuna, no La región..., como muchos ingenuos habríamos pensado) es su mejor novela.
La voluntad y la fortuna, de Carlos Fuentes. Alfaguara, 2008.
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