Una novela como ésta tendría que ajustarse al interés de cualquier lector en la medida en que hace suya una voluntad de sumarse a las transformaciones incesantes de la literatura. Pero el caso es que, además —y ya esto comienza a volverla apreciable, más perdurable que los cargamentos prescindibles que se vuelcan a diario sobre las mesas de novedades—, está fabricada con un singular sentido del humor, cosa rarísima entre tanta producción pretensiosa y solemne como saben despachar los escritores mexicanos jóvenes. Un cuentista se ve abandonado por su mujer, que prefiere a un novelista, y encima le tiene miedo a los ratones. El resto es una muy bien urdida ingenería de lenguajes (de la novela al blog, y viceversa). Hace pensar —y es elogio— en lo que habría escrito Ignacio Betancourt de no haberse atorado y de tener ahora los treinta y tantos que tiene Harmodio.
(Musofobia, de Jorge Harmodio. Mondadori, 2008)
Publicado en el suplemento Primera Fila, en Mural, el viernes 19 de septiembre de 2008.
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