Gracias por nada

Ahora resulta. Al anunciar que no tendrá lugar el odioso canje de placas que su administración pretendía imponer como una burda medida para hacerse de más recursos, el Gobernador González declara: «Advierto la genuina preocupación de la gente». Y, diciendo eso, pretende hacerse pasar por un gobernante sensible y atento, conciliador y dispuesto a rectificar y a agarrar el trapeador luego de que ha regado el tepache. Nada más falso. La verdad es que, finalmente intimidado por el «costo político» (como les gusta a los políticos referirse a las consecuencias que tienen sus dagas cuando llegan los tiempos de elecciones) que acarrearía el famoso placazo, el Gobernador se ha visto obligado a sacar un plan B para sablearnos sin que se vea tan feo: el incremento al refrendo —que no ha dejado claro todavía si será sólo el año que entra o los cinco que siguen, o ya por toda la eternidad—, más el endeudamiento por 2 mil millones de pesos que se propone solicitar que le autoricen (y que quién va a pagar sino los contribuyentes), es, como ya más de alguno lo ha observado, un «placazo a plazos». O sea: no habrá canje, aunque igual nos van a despelucar, pero en abonitos.
Nada hay que reconocerle al Gobernador. Que dejen, él y sus ocurrentes colaboradores, de creer que los ciudadanos somos ingenuos. No ha sido «sensible» en el tema del dizque viaducto de López Mateos —que, por lo visto, llegó para quedarse—, como no lo fue cuando soltó sus pedestres opiniones sobre la propagación del sida, como no está siéndolo en torno a las graves acusaciones contra el Procurador y como le importaron un pepino las críticas por su donación millonaria a Televisa. La opinión de sus gobernados, en realidad, lo tiene sin cuidado. Puede parecer que las protestas por el «placazo» surtieron efecto. Y sí, quizás haya sido un comienzo, pues al menos se pudo conseguir que el Gobernador cambiara de estrategia. Pero de ahí a que entienda —y reconozca— que se equivoca hay todavía un largo trecho.

Hacia la FIL II
La exposición que traerá el Museo del Oro de Colombia se ve muy bien. Tanto, que al Alcalde zapopano no le interesó en absoluto. Qué más da que hubiera tenido que echarse para atrás, luego de haber firmado un compromiso para que la muestra fuera alojada en el MAZ: ya cerca de recibirla, a Sánchez Aldana se le hizo mucho lo que tenía que aportar su municipio, y salió con que siempre no jugaba. ¡Bomberazo! Entró al quite el secretario de Cultura (es divertido imaginarse cómo habrán sonado los telefonazos angustiosos estos días en sus oficinas, en las del Rector, en las de Raúl Padilla, los litros de Pepto Bismol que debieron consumir por las agruras que les causó el Alcalde rajón), y finalmente la sede será el Cabañas. Pero no será lo único digno de verse en el programa de artes visuales de la FIL: mucho ojo con la exposición del colectivo bogotano Populardelujo, que estará (si nadie se pone sus moños) en el Museo Regional.

Publicado en la columna «La menor importancia», en Mural, el viernes 2 de noviembre de 2007.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...
5 de noviembre de 2007, 9:06

...Y lo que nos espera Israel, es un hecho que nos va a salir más caro el refrendazo. Es un hecho que las Villas Panamericanas se construirán en el Parque Morelos porque La Calzada Independencia será la vía principal hacia la Barranca donde se construirá el Museo Guggenhaim. Es un hecho que a estos polítiquillos les interesa más los reflectores, por aquello de los millones a Televisa. Lo que no es un hecho, es mi imaginación que no me alcanza para adivinar lo que sigue.

Alejandro Vargas dijo...
6 de noviembre de 2007, 13:07

Si me pasaron bien la nota según eso era el 75% de incremento en el refrendo. Venga! mas impuestos a los carros! así capaz que nos desanimamos y usamos mas el transporte público. Un viva por nuestros gobernantes que son sanguijuelas llenas y golosas.