El suertudo

(Éste es Alejandro Cravioto, el secretario de Cultura de Jalisco. No es que sea de muy buen gusto, y mucho menos emocionante, poner aquí fotos de funcionarios, pero habrá que verlo de este modo: quizás sirva para que, cuando demos con ellos por la calle, tengamos modo de reconocerlos y cambiarnos de acera).

Está visto que a los funcionarios les gusta ganar bien. A todo el mundo, no hay más que reconocerlo, le gusta ganar bien: al taxista, al doctor, a la cajera del súper, al cantante. Y esto es tan obvio como que nadie nunca va a quejarse cuando la suerte le sonríe. Los funcionarios, ocasionalmente, renuncian (nomás tantito) a ganar demasiado bien, y se bajan el sueldo con tal de hacerse propaganda y conquistar simpatías, aunque esos «sacrificios» jamás son drásticos y, de cualquier modo, tienen cómo compensarlos: al fin que no gastan en camiones, casi siempre desayunan gratis, viajan a costa del erario, etcétera. Pero no dejan de cobrar sueldos que, acaso no serán los más altos del mundo, pero sí suelen estar por encima del promedio. Muy por encima.
El caso del secretario de Cultura, Alejandro Cravioto, quien recibe a la quincena un cheque de 44 mil 686 pesos (ya hecha la deducción por 18 mil 753 pesos que suman los impuestos y su fondo de Pensiones, según la nota publicada en Mural el pasado martes), es el de un funcionario a quien la suerte le ha sonreído ampliamente. A otros, como el Alcalde zapopano Juan Sánchez Aldana y sus secuaces, les pareció que Fortuna no había sido tan generosa con ellos, y tomaron medidas. Pero Cravioto no se ha visto en esa necesidad: «Es un sueldo que no me fijé yo ni fijó el Gobernador», se defendió cuando el reportero lo cuestionó al respecto. Y sí, ahí ni para dónde hacerse. Lo malo es que, al sacar cuentas, se va más —pero mucho más— en pagarle a este solo suertudo que en mantener funcionando varias dependencias de su Secretaría, que por lo demás, como bajo la conducción de sus antecesores, sabe dar tan pocos resultados —en buena medida, se alega, porque el presupuesto nunca es suficiente: ¿cómo va a serlo, si hay que destinar tantos cientos de miles al mandamás?
Es bonito pensarlo: la Secretaría de Cultura de Jalisco bien podría consistir únicamente en una combi estacionada a espaldas del Cabañas, con una fotocopiadora y un solo mono que la atienda. No se necesita más.

HACIA LA FIL IV
Una buena iniciativa de la Feria ha consistido en acordar, con librerías tapatías, que éstas faciliten al público el encuentro con títulos de los autores que vendrán. Participan, esta vez, Gandhi, Gonvill, Librerías de Cristal, Material de los Sueños, Porrúa, la Joseluisa, la librería Universitaria y la Cervantes. Vale la pena visitarlas, para ir «ambientándose». ¿No convendría, ya encarrerados, pensar en una presencia de la FIL así, pero a lo largo de todo el año? Ahora que Italia será el Invitado de Honor en 2008, por ejemplo, disponer de rincones, en estas y otras librerías, donde pueda propiciarse la familiaridad con la literatura de ese país, y también para que no sea únicamente en las vísperas de la última semana de noviembre cuando los tapatíos tengamos en la imaginación lo que podemos disfrutar en los días de la Feria.

Publicado en la columna «La menor importancia», en Mural, el viernes 16 de noviembre de 2007.
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1 comentarios:

Alejandro Vargas dijo...
17 de noviembre de 2007, 0:12

Ehh! una buena noticia después de la amargura de ver cuanto gana ese fulano, Italia el siguiente año!