¡Y pensar que Gerardo Deniz, en ocasión memorable, lo llamó «Maese Zorrocloco»!*
Foto: © Cortesía FIL Guadalajara / Michel Amado Carpio
Ya la realidad vino y me abofeteó: yo que me paso sacándole la vuelta al festejo en torno a José Emilio Pacheco, ¡y que le dan el Cervantes! La cola de la celebridad no tiene fin. Y no es que Pacheco me parezca abominable, ni mucho menos: lo que me fastidia es la reiteración de lo consabido (homenajeando a los mismos una y otra vez, por ejemplo) y cómo por eso, que yo veo como falta de imaginación, se deja de prestar atención a otras cosas; pero también constatar cómo va afirmándose la hegemonía de ciertas figuras por la vía de su consagración oficial, como si fuera lo único que contara. «Turulato», dijo el poeta que había quedado al conocer la noticia. Pues igualmente.
A propósito de la celebridad y sus horrores: hace 21 años (¡ay!), William Golding vino a la FIL. Hacía cinco años que le habían dado el Nobel. En una de ésas, Fernando de León y yo lo pudimos encontrar, sentado en un banquito en el stand de su editorial, mosqueándose (claro, El señor de las moscas) y sin que nadie lo pelara. Nos acercamos a hacerle muecas (no sabíamos inglés, estábamos chicos), y los ejemplares de su novela famosa que nos firmó seguramente fueron los únicos que firmó en toda su visita a Guadalajara. Ayer, en cambio, otro Nobel, Orhan Pamuk, estuvo estampando su nombre y componiendo una sonrisa estreñida y velocísima para cada una de los cientos de personas que desfilaron por el módulo de firmas (que es novedad en esta feria: una caja rápida de la admiración). Era una escena deprimente: se veía que el hombre estaba viviendo una pesadilla.
Conviene —en lo que llega el viernes de descuentos— darse una vuelta por la Estación de Bolsillo: está en el área internacional de la FIL (entrandito a mano izquierda), y es un stand que reúne la producción más baratona de varias editoriales. Y visitar también el área de editoriales independientes, donde menudean las joyitas. Los escritores angelinos ya están desatados: hay que echarle vistazos al Café Literario, porque varios pueden ser sorprendentes.
*Zorrocloco:
1. m. coloq. Hombre tardo en sus acciones y que parece bobo, pero que no se descuida en su utilidad y provecho.
(Lo dice el Diccionario de la RAE. Pinche Deniz).
A propósito de la celebridad y sus horrores: hace 21 años (¡ay!), William Golding vino a la FIL. Hacía cinco años que le habían dado el Nobel. En una de ésas, Fernando de León y yo lo pudimos encontrar, sentado en un banquito en el stand de su editorial, mosqueándose (claro, El señor de las moscas) y sin que nadie lo pelara. Nos acercamos a hacerle muecas (no sabíamos inglés, estábamos chicos), y los ejemplares de su novela famosa que nos firmó seguramente fueron los únicos que firmó en toda su visita a Guadalajara. Ayer, en cambio, otro Nobel, Orhan Pamuk, estuvo estampando su nombre y componiendo una sonrisa estreñida y velocísima para cada una de los cientos de personas que desfilaron por el módulo de firmas (que es novedad en esta feria: una caja rápida de la admiración). Era una escena deprimente: se veía que el hombre estaba viviendo una pesadilla.
Conviene —en lo que llega el viernes de descuentos— darse una vuelta por la Estación de Bolsillo: está en el área internacional de la FIL (entrandito a mano izquierda), y es un stand que reúne la producción más baratona de varias editoriales. Y visitar también el área de editoriales independientes, donde menudean las joyitas. Los escritores angelinos ya están desatados: hay que echarle vistazos al Café Literario, porque varios pueden ser sorprendentes.
*Zorrocloco:
1. m. coloq. Hombre tardo en sus acciones y que parece bobo, pero que no se descuida en su utilidad y provecho.
(Lo dice el Diccionario de la RAE. Pinche Deniz).
Publicado en la columna «¿Tienes feria?», del suplemento perFIL, en Mural, el martes 1 de diciembre de 2009.
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4 comentarios:
Si tanto te molesta el ruido en torno al premio y dices que hay que "prestar atención a otras cosas", comienza por tu blog y no dediques una línea a lo que te incomoda.
Ahahahahahahaha Che Isra, ¿de dónde carajos sacas esas fotos? siempre consigues las fotos donde aparecen haciendo los gestos que les hacen ver pendejísimos, que excelente ahahahahaha
Mr. Carranclán: lo estuve llame y llame para ir (como habíamos quedado) al Salón del Bosque y nunca me contestó. Debo confesarle que, si bien al principio me sentí desairado, ahora que leo esta nota no puedo más que desear su desprecio: ¡Quien quita y pronto me den el premio de los Juegos Florales de Lagos de Moreno!
"Ódiame, por piedad,/ yo te lo pido".
Mr. Carranclán: lo estuve llame y llame para ir (como habíamos quedado) al Salón del Bosque y nunca me contestó. Debo confesarle que, si bien al principio me sentí desairado, ahora que leo esta nota no puedo más que desear su desprecio: ¡Quien quita y pronto me den el premio de los Juegos Florales de Lagos de Moreno!
"Ódiame, por piedad,/ yo te lo pido".
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