La FIL tiene mucho de ilusorio. Lo demuestra la encuesta publicada ayer aquí mismo, según la cual el 61 por ciento de los tapatíos jamás la han visitado en los 25 años que tiene. No sé los organizadores, pero a mí me parece una cifra impresionante, aunque reconozco que quizás sea efecto de esa naturaleza de espejismo que la feria tiene: ve uno a tanta gente que es fácil imaginar que toda la ciudad tiene que haberse volcado ahí. Otros datos de la encuesta no son menos alarmantes: el 11 por ciento de quienes sí han ido lo ha hecho por cumplir con la escuela o el trabajo (otra fantasía: uno pensaría que la gente va por gusto), y, en cuanto a la atención que concita el programa literario (eso que supuestamente tendría que atraer infaliblemente a los lectores), en particular el Premio FIL, el 84 por ciento jamás ha leído a ninguno de sus ganadores, y el 98 por ciento de los tapatíos ignoran que Bryce Echenique lo obtuvo este año: ya podrá respirar aliviado, que ni como raterillo ha conseguido ser más famoso de lo poco que ya era (¡y uno que pensaba que era un escándalo que tendría a las masas indignadas, a punto de hacer una revolución!).
Hay otra cifra muy interesante: quienes planean ir desde hoy piensan gastar un promedio de 889.64 pesos. Yo saco cuentas: a 50 pesos de estacionamiento diario, ya se me fueron 450 en los nueve días de la feria; a eso hay que sumarle unos 80, también diarios, para comprar siquiera un lonche frío y malo, una coca y un café (si bien me va): ahí puse ya otros 720. Y para qué sigo con lo que me vaya a gastar en libros. Claro: la gente normal va sólo un día; aun con eso, la cantidad reportada por la encuesta parece demasiado optimista.
Este sábado inaugural arranca uno de los tres homenajes que la feria destaca en un programa literario en el que escasean las figuras estelares de otros tiempos (no .viene ningún Nobel, por ejemplo): el dedicado a Carlos Fuentes. Era inevitable, claro, pero ¿también lo eran los otros dos? El que se hará a la llamada «Elenita» Poniatowska por la gracia de haber cumplido 80 años, y el de Fernando del Paso por los 25 años de Noticias del Imperio (ópera incluida: lo menos que un gran libro necesita es semejante ocurrencia, pero ¡cómo les gustan estos fastos onerosos y cursis a las autoridades culturales universitarias!). Fuera de eso, empieza el torrente de presentaciones, y aunque lo he examinado varias veces (otra vez: la ilusión), sólo se me antojan dos: la de Alejandro Magallanes, ilustrador y poeta excepcional, a las 17:00 horas en el salón B del área internacional, y la de No aceptes caramelos de extraños, de la chilena Andrea Jeftanovic, a las 16:30 en el Salón Antonio Alatorre.
Habrá que perseverar en el espejismo, en espera de algún hallazgo. Por lo pronto, a ver con qué salen en la inauguración, a falta de la entrega del Premio FIL (¡ah, el morbo sabrosón!): ojalá pasen un video de cuando Bryce recibió su diploma en Lima, siquiera para disfrutar su sonrisota encantadora, y a vigilar que la cartera no se abra demasiado fácilmente.
Publicado en la columna «¿Tienes feria?», en el suplemento perFIL de Mural, el sábado 25 de noviembre de 2012.
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