Seguramente muy pocos, por la foto, ubicarán a este señor. Pero es la
ocasión de conocerlo. Es Phillip Lopate, un formidable ensayista, que se
presenta hoy en la FIL.
Hace algunos años que me he omitido de los cocteles, las fiestas y demás extensiones presumiblemente bulliciosas de la FIL (además porque no me invitan). Parece que buena parte del atractivo que encuentran muchos de los asistentes habituales a la feria radica, precisamente, en lo que ocurre por las noches: una pulsión generalizada que mueve taxis por toda la ciudad llevando y trayendo editores, escritores, periodistas y demás fauna en búsqueda de las anécdotas, regadas con mucho alcohol, que nutrirán las sobremesas del día siguiente. Y no es que esté mal, qué va: sólo que hay que tener vocación para eso.
Nunca me ha quedado del todo claro qué ha de entenderse por «profesionales del libro»: ese sector para el que la feria está reservada lunes, martes y miércoles, de modo que sus integrantes puedan moverse libremente para cerrar sus negocios. Podría pensarse que caben, en esa definición, los libreros, los agentes, los editores, los bibliotecarios. Pero la cifra de quienes llevan la etiqueta me hace pensar que no es sólo esa gente: en 2009, a la FIL —según la propia FIL— habrían venido 17 mil 112 «profesionales del libro». ¿También cuentan edecanes, cargadores, jalacables, repartidores de volantes, etcétera?
Hoy martes pienso entrar a la mesa redonda en que, por fin, Octavio Paz tendrá presencia en la feria: hay que recordar que no ha habido ausencia más grande que la suya, pues nunca se consiguió hacerlo venir a Guadalajara. También iré con Fernando Vallejo: un caso curioso de escritor que debe su popularidad, en buena medida, al hecho de ser un misántropo fenomenal (además de ser buen escritor, claro está). Por lo demás, dos recomendaciones: la presentación de Papeles falsos, el estupendo primer libro de Valeria Luiselli, una muy buena ensayista mexicana, y la de Retrato de mi cuerpo (también ensayos), de Phillip Lopate: un estadounidense que vale muchísimo la pena conocer. Conviene asomarse a actividades como éstas, discretas pero seguramente memorables, y, lo dicho: sacarle la vuelta a lo consabido y lo espectacular.
Nunca me ha quedado del todo claro qué ha de entenderse por «profesionales del libro»: ese sector para el que la feria está reservada lunes, martes y miércoles, de modo que sus integrantes puedan moverse libremente para cerrar sus negocios. Podría pensarse que caben, en esa definición, los libreros, los agentes, los editores, los bibliotecarios. Pero la cifra de quienes llevan la etiqueta me hace pensar que no es sólo esa gente: en 2009, a la FIL —según la propia FIL— habrían venido 17 mil 112 «profesionales del libro». ¿También cuentan edecanes, cargadores, jalacables, repartidores de volantes, etcétera?
Hoy martes pienso entrar a la mesa redonda en que, por fin, Octavio Paz tendrá presencia en la feria: hay que recordar que no ha habido ausencia más grande que la suya, pues nunca se consiguió hacerlo venir a Guadalajara. También iré con Fernando Vallejo: un caso curioso de escritor que debe su popularidad, en buena medida, al hecho de ser un misántropo fenomenal (además de ser buen escritor, claro está). Por lo demás, dos recomendaciones: la presentación de Papeles falsos, el estupendo primer libro de Valeria Luiselli, una muy buena ensayista mexicana, y la de Retrato de mi cuerpo (también ensayos), de Phillip Lopate: un estadounidense que vale muchísimo la pena conocer. Conviene asomarse a actividades como éstas, discretas pero seguramente memorables, y, lo dicho: sacarle la vuelta a lo consabido y lo espectacular.
Publicado en la columna «¿Tienes feria?», en el suplemento perFIL de Mural, el martes 30 de noviembre de 2010.
1 comentarios:
Mi estimado Azote: ¿No se te hace que este Mr. Lopate tiene un airecillo de Larry David? ¿O qué, ya estoy alucinando?
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