David Huerta, en el Salón de la Poesía. Él sí es gente seria.
Foto: © Cortesía FIL Guadalajara / Michel Amado Carpio
El sábado en la nochecita, en la inauguración del Salón de la Poesía (yo nunca había entrado, y qué error: se está bien concha ahí, en sillones sabrosos y tequileando), David Huerta y su presentador, Luis Vicente de Aguinaga, sugirieron algo en lo que estoy de acuerdísimo: a cambio de las frivolidades, las superficialidades, la chabacanería y la mensada en general que prevalecen en nombre de un supuesto afán de acercar la cultura a todo mundo, conviene regresar a la seriedad e incluso a la solemnidad. Que de algo sirvan el tiempo y los tumultos a los que nos metemos. Por ejemplo ayer, con Pamuk: mucho jijijí y jajajá con Rosa Montero, pero a ver, ¿por qué mejor no dio una conferencia en forma? Y en su lengua natal, con traducción simultánea, porque además, con el inglés cascabeleado de los dos...
Ojo al pabellón angelino: regalan ahí unos folletos que se llaman Guía del Lector, fruto del proyecto The Big Read. Están de lo más bien: son presentaciones de escritores que, éstas sí —y sin chabacanería ni gansadas—, buscan poner al alcance de muchos las razones de que un autor o una obra sean interesantes. Yo agarré los de Mark Twain, John Steinbeck, Harper Lee, Jack London y así; también regalan discos compactos. Un ejemplo para las instituciones que dicen querer promover la lectura en México.
Hoy lunes —cerrado en la mañana, porque es día de profesionales—, lo primero es ver a Ray Bradbury en la tarde, aunque sea vía satélite (José Emilio Pacheco: seguiré pasando de largo). También hay dos mesas que me interesan en particular: «Los nuevos surrealistas de Los Ángeles», por un lado, y una reunión de nuevos narradores venezolanos por otro; lo malo es que los horarios se enciman. Ni modo, a echar un volado. Y aprovechar, ahora que no hay tanta gente, para empezar a inspeccionar los stands, a ver cómo vienen los libros. Me temo que carísimos, pero ya veremos el viernes, cuando sea la venta nocturna y lleguen los descuentos.
Ojo al pabellón angelino: regalan ahí unos folletos que se llaman Guía del Lector, fruto del proyecto The Big Read. Están de lo más bien: son presentaciones de escritores que, éstas sí —y sin chabacanería ni gansadas—, buscan poner al alcance de muchos las razones de que un autor o una obra sean interesantes. Yo agarré los de Mark Twain, John Steinbeck, Harper Lee, Jack London y así; también regalan discos compactos. Un ejemplo para las instituciones que dicen querer promover la lectura en México.
Hoy lunes —cerrado en la mañana, porque es día de profesionales—, lo primero es ver a Ray Bradbury en la tarde, aunque sea vía satélite (José Emilio Pacheco: seguiré pasando de largo). También hay dos mesas que me interesan en particular: «Los nuevos surrealistas de Los Ángeles», por un lado, y una reunión de nuevos narradores venezolanos por otro; lo malo es que los horarios se enciman. Ni modo, a echar un volado. Y aprovechar, ahora que no hay tanta gente, para empezar a inspeccionar los stands, a ver cómo vienen los libros. Me temo que carísimos, pero ya veremos el viernes, cuando sea la venta nocturna y lleguen los descuentos.
Publicado en la columna «¿Tienes feria?», en el suplemento perFIL, en Mural, el lunes 30 de noviembre de 2009.
3 comentarios:
nombre, bendito ingles mocho de pamuk : le entendí todito sin necesidad de ponerme el jipodtraductorsururrante.
A ella no le entendí, pero igual puse cara de entenderle...
Espero que no hayas tenido inconvenientes para obtener la firma de Ricardo Montaner, que tanto ansiabas.
Publicar un comentario