Cuestión de velocidades

Conducir un tráiler, cuentan los que saben, es un arte dificilísimo, que exige equilibrar constantemente la delicadeza y la fuerza. Desde el arranque, da la impresión de que esta novela es, por cierto, un tráiler, y de que el autor (quien lleva largo tiempo transitando por los mapas de la poesía, y que por primera vez toma la autopista de la novela) opera como un conductor al que le importa tanto el buen viaje de su carga —una historia de crímenes y de violencias, arrebatos y miedos— como el imperativo de no perder un segundo para llegar a tiempo. El camino es de una deliberada sordidez, y los peligros que en el acechan han de sortearse con la mezcla de arrojo y cálculo que supone ir al volante de una bestia. Una novela muy a tono con el tiempo atroz que corre, por lo demás.


(Conducir un tráiler, de Rogelio Guedea. Mondadori, 2008)

Publicado en el suplemento Primera Fila, en Mural, el viernes 24 de octubre de 2008.
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1 comentarios:

Alejandro Vargas dijo...
26 de octubre de 2008, 23:04

Y más hacer sonidos con el freno de aire. Gracias por la recomendación. Por cierto, ya leí las recomendaciones previas y vaya que tendré que leer. Te veo el viernes 31 de noviembre.