¿Algo así tendrán en mente los diputados al darle cuatro millones de pesos del rubro «cultura» a la Unión Ganadera? (El señor de la escultura es el poeta Carlos Drummond de Andrade, que en compañía de de la vaca se asolea en la playa de Ipanema).
La repartición que los diputados jaliscienses hicieron de los recursos «extras» que «consiguieron» sacarle a la Federación es, por supuesto, disparatada. Como prácticamente cualquier actuación de los legisladores: tramados con decisiones indefendibles —pero defendidas, al fin, con todo el empeño de su escaso ingenio—, los repartos presupuestales suelen hacerse relegando lo verdaderamente importante en favor de los compromisos y las conveniencias, privilegiando la espectacularidad por encima de la atención a las necesidades que plantea esa cosa odiosa llamada realidad y favoreciendo siempre las necedades de quienes, por ahora (y siempre, pues), ocupan los cargos ejecutivos de la administración pública.
En lo que toca al rubro cultural, como informaba Mural ayer, la distribución de esos dineros de la ampliación famosa contempla una asignación de 35 millones de pesos para el proyecto —impulsado desde la iniciativa privada— conocido como el Palacio de la Cultura y la Comunicación. ¿Qué es eso? Un complejo, por el rumbo del Trompo Mágico, que integrarán un auditorio para 2 mil personas donde habrá «espectáculos de ópera y teatro», otro espacio para música de cámara, un «museo de la radio y la televisión» (¿qué irán a exhibir ahí: la tejana del Tío Carmelo, el cadáver de Sixto, las cazuelas de la Señora Zárate?), un «media center» (whatever that means) y una especie de paseo de las estrellas. «El proyecto también incluye la Galería de la Fama de los Grandes Artistas», dijo José Pérez Ramírez, el presidente de la RATO, en una fascinante entrevista concedida a este periódico el 5 de febrero pasado. «Usted sabe que existe un premio internacional que se llama los Grammys, en el cual los homenajeados son el 80 por ciento de origen mexicano y no vemos porque en México nuestra industria —que es la promotora de estos artistas— esté comprometida a hacer eventos de esta naturaleza que van a beneficiar con turismo a la ciudad y al estado, o sea, van a ser eventos de clase mundial (sic)». Pero más adelantito, ahí mismo, viene lo más interesante: «Hay una oferta no resuelta», sigue diciendo Pérez Ramírez, «de que pudiera ser ahí la sede de lo que es el área de prensa de los Juegos Panamericanos, prensa y difusión de los Juegos Panamericanos».
O sea: las decisiones de los diputados podrán parecer descabelladas, pero misteriosas no son. «Sí creo que la partida es un exceso», admitió, encantador, el diputado José Luis Íñiguez Gámez, integrante de la Comisión de Cultura, «pero se le da ese dinero porque consideramos que ese trabajo de la defensa de la libertad de expresión debe ser estimulado». Y es dinero que va sumándose al que ya antes ha obsequiado, para el futuro Palacio/centro de prensa de los JO, el Gobernador González («Emilio» que le digan Lagrimita y Costel). Muy cultural, ¿no? Ah, bueno: pero los diputados también asignaron cuatro millones de pesos, de los pesos «conseguidos» para la cultura en Jalisco, a la Unión Ganadera... Y así.
En lo que toca al rubro cultural, como informaba Mural ayer, la distribución de esos dineros de la ampliación famosa contempla una asignación de 35 millones de pesos para el proyecto —impulsado desde la iniciativa privada— conocido como el Palacio de la Cultura y la Comunicación. ¿Qué es eso? Un complejo, por el rumbo del Trompo Mágico, que integrarán un auditorio para 2 mil personas donde habrá «espectáculos de ópera y teatro», otro espacio para música de cámara, un «museo de la radio y la televisión» (¿qué irán a exhibir ahí: la tejana del Tío Carmelo, el cadáver de Sixto, las cazuelas de la Señora Zárate?), un «media center» (whatever that means) y una especie de paseo de las estrellas. «El proyecto también incluye la Galería de la Fama de los Grandes Artistas», dijo José Pérez Ramírez, el presidente de la RATO, en una fascinante entrevista concedida a este periódico el 5 de febrero pasado. «Usted sabe que existe un premio internacional que se llama los Grammys, en el cual los homenajeados son el 80 por ciento de origen mexicano y no vemos porque en México nuestra industria —que es la promotora de estos artistas— esté comprometida a hacer eventos de esta naturaleza que van a beneficiar con turismo a la ciudad y al estado, o sea, van a ser eventos de clase mundial (sic)». Pero más adelantito, ahí mismo, viene lo más interesante: «Hay una oferta no resuelta», sigue diciendo Pérez Ramírez, «de que pudiera ser ahí la sede de lo que es el área de prensa de los Juegos Panamericanos, prensa y difusión de los Juegos Panamericanos».
O sea: las decisiones de los diputados podrán parecer descabelladas, pero misteriosas no son. «Sí creo que la partida es un exceso», admitió, encantador, el diputado José Luis Íñiguez Gámez, integrante de la Comisión de Cultura, «pero se le da ese dinero porque consideramos que ese trabajo de la defensa de la libertad de expresión debe ser estimulado». Y es dinero que va sumándose al que ya antes ha obsequiado, para el futuro Palacio/centro de prensa de los JO, el Gobernador González («Emilio» que le digan Lagrimita y Costel). Muy cultural, ¿no? Ah, bueno: pero los diputados también asignaron cuatro millones de pesos, de los pesos «conseguidos» para la cultura en Jalisco, a la Unión Ganadera... Y así.
Publicado en la columna «La menor importancia», en Mural, el jueves 19 de noviembre de 2009.
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1 comentarios:
Bueno, pero qué brillantes nuestros gobernantes.
Cuatro millones? Pobrecitos, no podrán comprar ese peine de oro que les hacia falta.
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