Lo que faltaba: ¡zombies!
Yo sí creí la historia de la Mataviejitas —así fuera sólo porque se trataba de un epíteto espectacular, además merecido concienzudamente por su portadora. No así la patraña del amero (la moneda diabólica que habrá de esclavizarnos apenas lo decidan los gringos), ni tampoco la supuesta epopeya de los náufragos nayaritas que a mediados de 2006 no sólo habrían vencido durante tres meses las olas, la desesperación, la sed y las ansias de comerse entre ellos, sino además el escorbuto, la demencia, las quemaduras del sol y las ganas de tantita privacidad. Del Chupacabras más bien he desconfiado, pero estoy dispuesto a admitirlo en cuanto sea indispensable (igual que con el Yeti, con el monstruo del Lago Ness, con el monstruo del Lago de Chapala o con Manuel Muñoz Rocha, a quien casi puedo jurar que he visto desayunando en algún Dunkin’ Donuts)...
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4 comentarios:
Bendito escéptico. Yo me lo creo todo, todo, todo, excepto que andes escribiendo en el blog de 'Letras Libres'. Ahí sí me pongo en huelga de credibilidad, que dijeran los "analistas". ¡Tantita vergüenza!
¿Verdad que saca de onda, mi querido LV? Sobre todo después de haberlo escuchado abjurar de ese magazine demócrata y liberal (que no derechista, diría su director). Por lo demás, yo apoyo la decisión de Carranza, cuya sabiduría parece regirse (como la mía) por el consejo de Marx (Groucho, of course): "Estos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros".
¡¡¡Enhorabuena, JIC!!! Y no hagas caso a las intrigas de esotro sujeto.
¡¡¡¡¡Arriba y Adelante!!!!!
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