Bebeleche


Iba a subir aquí uno de los videos infames, pero para qué: tampoco se trata de acedarnos la vida. Por eso, mejor tantita musiquita de granjeros, que es tan bonita.
Como a todo en la vida, a torturar también se aprende. Hay que educarse. El oficio de verdugo, por repugnante que pueda ser, exige esmero, aplicación, creatividad y entrenamiento continuo. Es lo que corroboran los videos, difundidos esta semana, donde se aprecia cómo integrantes del Grupo Especial Táctico (estos dos adjetivos son particularmente significativos) de la Policía Municipal de León son adiestrados para disparar a punta de coscorrones e insultos, para meter la cabeza de un prójimo —previamente tehuacaneado— en un hoyo de mierda y ratas o para rodar sobre el propio vómito luego de correr hasta la extenuación. (También, hace unos días, el noticiero de Joaquín López-Dóriga exhibió cómo otros uniformados se divertían mientras uno de ellos —muy bien comidito y muerto de risa— brincaba repetidamente sobre las costillas de un hombre tirado en el piso de una camioneta).
    Por si esas imágenes —acompañadas por gruñidos, exabruptos y risotadas de sus protagonistas— no fueran suficientemente detestables, evidencia de sobra para reconocer que una de las causas principales de la descomposición criminal del país es la deplorable calidad de fuerzas policiacas formadas en la vileza, la estupidez y la brutalidad, vinieron acompañadas por las abyectas declaraciones del Alcalde panista de León, un cínico que malamente tiene nombre de prócer (Vicente Guerrero), y que al ser sorprendido por la difusión de los videos sólo atinó a responder con imbecilidades y sinrazones que confirman el pésimo entendimiento de la autoridad que tienen sus responsables en México: «Este grupo tiene que estar preparado para situaciones extremas y a eso se les prepara. No están jugando al bebeleche ni nada», dijo el infeliz. Al principio, claro, como muchos —si no es que todos— los gobernantes ineptos y cobardes que padecemos en los tres niveles de gobierno, se mostró terco y machito respecto a la posibilidad de corregir: «Es parte de un entrenamiento, no se va a suspender, así de sencillo», respondió cuando los reporteros lo cuestionaron acerca de lo que se veía en los videos. Es más: hasta se indignó por la difusión de éstos, y eso porque no hay político imbécil —cuántos de ésos no conocemos aquí en Jalisco, y no sólo en el último año y medio— que, al quedar expuesto, no se empecine automáticamente en negar y renegar y hacerse la víctima.
    Luego se echó para atrás, este sujetito. Ya el miércoles salió diciendo que se suspendería esa atroz forma de entrenamiento de sus policías, si bien se guardó de quedar como inocente: «Nosotros estamos dispuestos a dar todas las facilidades para que se lleven a cabo las investigaciones como quieran, no tenemos cola que nos pisen». (¡Qué fastidio estar reproduciendo las palabras de miserables así! Ojalá siquiera sirva para que no se olviden tan fácil). Las policías, en León y en todo México, están mal y se preparan para estar cada vez peor. Eso no es lo más grave: lo verdaderamente alarmante está en la conducta de los gobernantes que mandan sobre ellas.
Publicado en la columna «La menor importancia», en Mural, el viernes 4 de julio de 2008.
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7 comentarios:

Rax dijo...
4 de julio de 2008, 15:32

Estimado señor Carranza:
Pus nomás vine a dar una vuelta, echar una leída, dejar un saludo.
¿Cuándo nos visita, cuándo nos invita?
¿Cómo va todo?
Saludos míos y del Alberto

Alejandro Vargas dijo...
4 de julio de 2008, 19:28

Y seguirán sacando sus dientes de cobre, no hay de otra mas que levantarnos y hacer bullicio. Pero todos, no algunos.

Octavio Aguirre dijo...
5 de julio de 2008, 21:13

Cómo les gusta hacerse güeyes: aquí no torturan para sacar información, primero disparan y luego preguntan.

"Mátalos en caliente", decía el buen Díaz.

Joel Meza dijo...
7 de julio de 2008, 16:38

Justo éso iba a decir: lo alarmante no es la actitud de las policías, sino la de los gobernantes que son sus jefes.

CUANDOLASCHICAS dijo...
8 de julio de 2008, 16:50

Yo voy a entrar al taller con Israel... increibles recomendaciones y expectativas

Un saludo

Luis Vicente de Aguinaga dijo...
9 de julio de 2008, 10:49

¡No, no! A ver... Tan alarmante una cosa como la otra, ¿no? Tan malo es mandar sobre un canalla ordenándole o permitiéndole ser más canalla -caso del agramatical Vicente Guerrero- como pisotear y humillar a un subordinado indefenso. Porque luego resulta que lo verdaderamente grave no es cometer atropello y medio sino consentir que se cometa, y a mí no me parece que haya tales jerarquías de gravedad. Vamos a preguntárselo al pobre aprendiz de cuico leonés: ¿qué te duele más, que tu instructor te trate de lo peor o que su máximo jefe se lo permita? Yo digo que los madrazos le duelen más que la indulgencia del "primer edil", al menos en lo inmediato, y que la cortedad moral del alcalde lo fastidia más bien a mediano plazo, llegado el momento de la reflexión ciudadana... En todo caso, va un abrazo (valga la consonancia).

José Israel Carranza dijo...
13 de julio de 2008, 22:12

Completamente de acuerdo. Es que personajes como este alcaldito sacan el coraje, a poco no, y luego uno acaba diciendo lo que acaso no debería. Corrijo, pues, y me adhiero a la apreciación de Luis Vicente. (¡Hola, Raquel! Dispensa por las calmas para saludar, pero bien que vi que habías pasado por aquí. Gracias miles).