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El inagotable
(Sauce ciego, mujer dormida, de Haruki Murakami. Tusquets, 2008)

Fantasmas, animales que hablan, pérdidas irremediables —pero también las fugaces recuperaciones de los amores extraviados—, jazz, cocina, suicidios, mujeres intocables, las preguntas cuya respuesta conducirá a una insondable e interminable melancolía... ¿Por qué Murakami es un escritor fascinante, si sus obesiones difícilmente exceden este puñado, y además están presentes en todos sus libros? Acaso la clave esté en lo que ha dicho Rodrigo Fresán de él: «Murakami es uno de esos contados escritores que, si bien han seducido a millones, siempre parecen estar dirigiéndose única y exclusivamente a quien en ese momento los lee y experimenta la extraña nostalgia de algo
que no se vivió pero, de pronto, se recuerda...». Veinticuatro relatos, cada uno inolvidable —pese a que sean siempre lo mismo.


Viaje a la memoria

(El mundo, de Juan José Millás. Planeta, 22007)

Juan José Millás, habituado como está a arreglárselas para dar testimonio de las vidas ajenas —sobre todo en el estimable ejercicio del periodismo que lleva a cabo desde hace años, vuelto la sombra de alguien más—, ahora, en esta novela que le ganó el Premio Planeta el año pasado, ha tenido que disponer de su propia vida como materia prima para la invención. O es lo que se infiere de la explicación según la cual, al disponerse a escribir un reportaje sobre sí mismo, se vio de pronto «arrollado» por la novela que ya estaba sucediéndole. Es el tema del paraíso perdido, del descubrimiento del mundo, pero también es la entrañable expedición a la memoria íntima que, como a cualquiera de nosotros, nos define y nos explica. Para bien y para mal.

Publicado en el suplemento Primera Fila, en Mural, el viernes 18 de abril de 2008.




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